Uno de los lugares imprescindibles en un recorrido general por Irán es sin lugar a dudas Persépolis, una joya de la arquitectura antigua y uno de los lugares arqueológicos del Mundo Antiguo más importantes que existen.
Datada su construcción en el Imperio Aqueménida, unos 500 años y pico a.C., este recinto nos ofrece una ventana al esplendor y la grandeza de el primer Imperio Persa. Considerado un tesoro histórico y un reflejo de la cultura persa, Persepolis es un destino que ningún aficionado a la historia y a las civilizaciones antiguas debería perderse.
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Al cruzar la majestuosa “Puerta de las Naciones”, con sus impresionantes estatuas de animales mitológicos, uno no puede sino sentirse transportado a una era de reyes y conquistadores. Las columnas de hasta 40 metros de altura y la gran cantidad de bajorrelieves que narran historias de batallas y festividades son un testimonio mudo de la sofisticada arte persa.
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Es fascinante pensar que, después del incendio provocado por Alejandro Magno, los restos de esta ciudadela quedaron ocultos y gradualmente fueron sepultados por capas de polvo y arena. No fue sino hasta 1930 que Persepolis fue redescubierta, cual escena sacada de una película de aventuras al estilo de Indiana Jones. Este olvido histórico, paradójicamente, contribuyó a la preservación del sitio arqueológico.
No obstante, Persepolis no es solo un lugar para admirar antiguas ruinas; es un espacio donde el legado del Imperio Persa sigue vivo. Los bajorrelieves y las inscripciones cuentan historias de un pasado glorioso que aún resuena con la sabiduría de Dario el Grande y Ciro el Grande. Para aquellos que deseen profundizar más en su conocimiento sobre esta ciudad histórica, no dejen de ver este interesante documental acerca de la ciudad de Dario El Grande: PERSÉPOLIS.
Persepolis no solo es un destino turístico imprescindible para los amantes de la historia y la cultura, sino también un lugar donde se puede experimentar la magnificencia de una civilización que, a pesar de los milenios transcurridos, sigue despertando asombro y admiración en todo aquel que la visita.
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