La historia dice que los mayas les legaron su calendario a los aztecas, quienes poco antes de la llegada de Cortés lo adoptaron sin apenas hacerle cambios.
El calendario azteca, también conocido como la «Piedra del Sol», se puede describir de la siguiente manera: el ciclo de 52 años que lo conforma se llama ximhmolpilli, cuyo significado es “ligadura de años”. Este ciclo se representa por un círculo en cuyo centro hay una serpiente que da cuatro vueltas sobre sí misma. A cada vuelta de esta serpiente le corresponden 13 años (tonalpohualli). Cada vuelta de la serpiente va con su brazo del mismo color, ya sea verde, azul, rojo y amarillo. A su vez, cada una tenía trece partes, con su signo (casa, conejo, caña o pedernal),
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Los aztecas partían los años de cuatro en cuatro signos, y le atribuían a cada año un signo. Los signos eran cuatro figuras: la casa (calli), el conejo (tochtli), la caña (acatl) y el pedernal (tecpatl). Cada signo le daba nombre al respectivo año.
Los meses aztecas se denominaban de la siguiente manera:
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- atlacamalco, que comienza el 1 de marzo
- flacoxipelmaliztli, que comienza el 21 de marzo
- fozoztoutli, que comienza el 10 de abril
- hueytozoztli, que comienza el 30 de abril
- foxcatl, que comienza el 20 de mayo
- etzacualiztli, que comienza el 9 de junio
- tecuhilhmitoutli, que comienza el 29 de junio
- hueytecuhilhuitl, que comienza el 19 de julio
- flaxochimaco, que comienza el 8 de agosto
- xocohuetzi, que comienza el 28 de agosto
- ochpaniztli, que comienza el 17 de septiembre
- teotleco, que comienza el 7 de octubre
- tecpeihuitl, que comienza el 27 de octubre
- quecholli, que comienza el 16 de noviembre
- pauquetzaleztli, que comienza el 6 de diciembre
- atemoztli, que comienza el 26 de diciembre
- fitilt, que comienza el 15 de enero
- ytcalli, que comienza el 4 de febrero
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Cuando la rueda se cerraba, después de los cincuenta y dos años, los aztecas consideraban que el mundo podía acabarse y entonces realizaban una ceremonia solemne. Durante esta ceremonia se quebraban vasijas, se apagaban las lumbres y se velaba toda la noche para comprobar que al día siguiente amanecía. Cuando el sol salía, el festejo era muy alegre. Se tocaban tambores y flautas en señal de alegría y así se iniciaba un nuevo ciclo.
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