Mumbai es el nombre de la ciudad que anteriormente se conocía como Bombai. Esta segunda denominación procede de los colonizadores europeos, concretamente de los portugueses, que se vieron obligados (como en tantas otras ocasiones) a adaptar las palabras que aprendían de la lengua local a sus propios fonemas.
Fue precisamente en el siglo XVII, a partir de la llegada de los viajeros de Europa, cuando Mumbai comenzó a cobrar mayor importancia y empezó la transformación que culminaría, siglos después, en lo que es hoy: uno de los centros urbanos más relevantes del país. Pero en aquella época lo que actualmente conocemos como Mumbai eran, en realidad, siete pequeñas aldeas en islotes, dedicadas a la pesca: Mazagaon, Wadala, Mahim, Parel, Bombay, Colaba y Chota Colaba. Los británicos se encargaron de unir las cinco primeras mediante una laguna. Posteriormente se anexionaron las otras dos. Todas juntas comenzaron a crecer y a mezclarse, hasta conformar una inmensa ciudad con entidad propia.
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En Mumbai todavía pueden rastrearse importantes vestigios de la colonización británica, especialmente en lo relativo a sus museos. También aquí podemos visitar la que fuera casa y centro de trabajo de Mahatma Gandhi, la figura que tan decisiva fue para la independencia de la India, y en general para todo el mundo, como símbolo, durante la primera mitad del siglo XX. Si además queremos conocer cómo vivían en su origen los primeros pobladores de la ciudad, podemos hacer una visita a la Isla de Elephanta, en la que todavía se encuentra una comunidad de pescadores que hace de esta tradicional tarea su medio de subsistencia.
Los que podemos encontrar responden a todas las categorías que queramos imaginar: desde lo más baratos, adecuados si viajamos con poco dinero, hasta los pertenecientes a grandes cadenas en las que hallaremos todo tipo de comodidades. En ambos casos siempre es conveniente intentar buscar referencias de primera mano, de personas que se hayan alojado en ellos; será la mejor manera de asegurarnos de su fiabilidad y evitar sorpresas desagradables.
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