Enfrente de una de las zonas más convulsas de todo el planeta, uno puede tener al mismo tiempo una de las experiencias más placenteras y curiosas que nos proporciona la geografía: darse un baño en el Mar Muerto.
Es una experiencia distinta la de no hundirse en el agua por mucho que lo intente como si fuera un corcho. Esta especie de milagro se debe a que las aguas de Mar Muerto están supersaturadas de sal, con prácticamente una concentración del 30%, o sea, siete veces más sal que en cualquier mar y océano.
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Antes de meterse a esas aguas es bueno tener en cuenta varios consejos: no se os ocurra abrir los ojos dentro del agua, por supuesto no la bebáis, tened cuidado si tenéis alguna herida en el cuerpo sin cicatrizar, llevad chancletas para entrar y salir por el pedregal que es su fondo, y si es el primer baño, no lo prolonguéis en exceso y ducharos rápidamente tras salir.
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En realidad, la alta salinidad de las aguas obliga a ducharse a todo el mundo tras el baño. Por ello, las zonas de baño en el Mar Muerto son todas aquellas donde existe la posibilidad de una ducha limpiadora y reparadora para la piel. Y todas estas zonas son un negocio, es decir, hay que pagar por el baño y la ducha.
Los lugares donde uno se puede bañar son varios. De norte a sur, el primer lugar es el pueblo de Sweimeh en cuyas inmediaciones se encuentran las instalaciones y la playa del . Unos cuantos kilómetros más al sur hay varias , donde además del baño nos ofrecen masajes y terapias medicinales. Todavía más al sur está Amman Beach. Y en el extremo meridional del Mar Muerto también hay varias zonas de baño.
https://youtu.be/dffXAyjuu-Y
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